jueves, 19 de abril de 2012

ELEGIA DE LOS ZAPATICOS BLANCOS

Vengo de allá de la ciénaga, del redimido pantano. Traigo un manojo de anécdotas profundas, que se me entraron por el tronco de la sangre hasta la raíz del llanto.
Oídme la historia triste de los zapaticos blancos... Nemesia -flor carbonera- creció con los pies descalzos. ¡Hasta rompía las piedras con las piedras de sus callos!
Pero siempre tuvo el sueño de unos zapaticos blancos.
Ya los creía imposibles. ¡Los veía tan lejanos! Como aquel lucero azul que en el crepúsculo vago abría su flor celeste sobre el dolor del pantano.
Un día, llegó a la ciénaga algo nuevo, inesperado, algo que llevó la luz a los viejos bosques náufragos.
Era la Revolución, era el sol de Fidel Castro, era el camino triunfante sobre el infierno de fango. Eran las cooperativas del carbón y del pescado.
Un asombro de monedas en las carboneras manos, en las manos pescadoras, en todas, todas las manos. Alba de letras y números Sobre el carbón despuntando.
Una mañana...¡Qué gloria! Nemesia salió cantando. Llevaba en sus pies el triunfo de sus zapaticos blancos. Era la blanca derrota de un pretérito descalzo.
¡Qué linda estaba el domingo Nemesia con sus zapatos! Pero el lunes... ¡despertó bajo cien truenos de espanto!
Sobre su casa guajira volaban furiosos pájaros. Eran los aviones yanquis, eran buitres mercenarios.
Nemesia vio caer muerta a su madre. Vio sangrando a sus hermanitos. Vio un huracán de disparos agujereando los lirios de sus zapaticos blancos.
Gritaba trágicamente: ¡Malditos los mercenarios! ¡Ay, mis hermanos! ¡Ay, madre! ¡Ay, mis zapaticos blancos!
Acaso el monstruo se dijo: Si las madres están dando hijos libres y valientes, que mueran bajo el espanto de mis bombas. ¡Quién ha visto carboneros con zapatos!
Pero Nemesia no llora. Sabe que los milicianos rompieron a los traidores que a su madre asesinaron.
Sabe que nada en el mundo --ni yanquis ni mercenarios- apagarán en la patria este sol que está brillando, para que todas las niñas ¡tengan zapaticos blancos!

Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí

No hay comentarios:

Publicar un comentario