viernes, 2 de diciembre de 2011

Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas El ejército es el pueblo, el pueblo es el ejército




. Orlando Guevara Núñez

Hoy es día de regocijo para el pueblo cubano. Es el aniversario 55 del desembarco del yate Granma y Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, (FAR).
Las FAR nacieron en medio del combate. Y en su bautizo de fuego, el 5 de diciembre de 1956, surgió un grito de guerra, expresado por uno de los expedicionarios, el entonces capitán Juan Almeida Bosque, que borró de su diccionario la palabra rendición.
El pequeño grupo de combatientes que junto a Fidel logró evadir el cerco enemigo después del desembarco, formó una primera fase de las FAR, la guerrilla que pronto se nutrió de campesinos, de obreros, de gente humilde del pueblo. A solo mes y medio de la llegada del Granma, el 17 de enero de 1957, ese núcleo logró la primera victoria militar contra las fuerzas de la tiranía batistiana, en el combate de La Plata, lugar situado en la costa sur de Oriente, justo entre el Mar Caribe y las montañas de la Sierra Maestra.
Vendría, luego, el 28 de mayo de ese mismo año, otra gran victoria, la del combate de El Uvero, calificado por el Comandante Ernesto Che Guevara como la acción donde la guerrilla alcanzó su mayoría de edad.
El Ejército Rebelde se formó, creció y se hizo una fuerza invencible, combate tras combate, en la Sierra Maestra. La propia lucha lo convirtió en gigante. De la Columna Uno, bajo el mando de Fidel, fueron surgiendo nuevas fuerzas.
La primera Columna creada fue la 4, al mando del Che. Otra estuvo bajo la jefatura del campesino Crescencio Pérez Montano, uno de los pilares en el apoyo a los expedicionarios los días posteriores al desembarco y que alcanzara el grado de Comandante del Ejército Rebelde.
En marzo de 1958, nacieron las columnas 6 y 3, al mando de los Comandantes Raúl Castro y Juan Almeida, respectivamente. La columna de Raúl, fue el embrión del II Frente Oriental Frank País, que llevaría la guerra a la Sierra Cristal, al noroeste de la entonces provincia de Oriente, mientras que la de Almeida abriría el III Frente Oriental Dr. Mario Muñoz Monroy, al este de la propia Sierra Maestra.
Esos propios frentes, se multiplican en columnas, combaten en todo el territorio asignado y combate tras combate doblegan a las fuerzas de la tiranía.
Luego se forman y parten hacia el centro y el occidente del país, las columnas invasoras  número 8, Ciro Redondo, al mando del Che, y la número 2 Antonio Maceo, bajo el mando del Comandante Camilo Cienfuegos.
En los meses finales de la guerra, surge el IV Frente Simón  Bolívar, que opera en el norte oriental, fuerza dirigida por el Comandante Delio Gómez Ochoa.
Otros frentes, como el de El Escambray y en Pinar del Río, contribuyeron a extender la guerra a todo el país.
Así, el Ejército Rebelde se convirtió en una fuerza invencible que logró el triunfo revolucionario de 1959.
Ese Ejército, calificado por Camilo Cienfuegos como el pueblo uniformado, ha sido, desde su inicio, la garantía defensiva de las conquistas revolucionarias, bastión frente a las agresiones del imperio norteamericano, forja de cuadros no solo militares, sino para todo el quehacer político, económico y social de la Revolución.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas no han dejado nunca de perfeccionarse e incrementar cada día más su capacidad y disposición combativas.
En 1961, como expresión de ese perfeccionamiento, surgieron los ejércitos Occidental, Central y Oriental. Las Milicias Nacionales Revolucionarias, surgidas antes, fueron, junto a las FAR,  la más alta expresión del ejército de pueblo del que hablara Camilo.
En 1981 surgen las Milicias de Tropas Territoriales, bajo la concepción de organizar la Guerra de Todo el Pueblo, capaz de combatir y vencer al enemigo en cada pulgada de tierra cubana.
Nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias fueron un pilar del pueblo frente a las bandas mercenarias organizadas, financiadas y dirigidas por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos y el gobierno de ese país con el fin de destruir a la Revolución.
Combatieron y vencieron en la epopeya de Playa Girón, frente a la invasión mercenaria también fraguada por el gobierno yanqui.
Compartieron junto al pueblo los días “luminosos y tristes de la Crisis del Caribe”, como los calificara el Che, cuando estuvimos al borde del holocausto nuclear, y preservamos la vida porque fuimos capaces de arriesgarla. Así ha sido en cada momento de peligro.
Son las Fuerzas Armadas que han estado junto al pueblo en todas las batallas económicas, en los peligros y desastres naturales, en el desarrollo y preservación de toda la obra revolucionaria.
Las mismas que, unidas al pueblo miliciano, y su hermano gemelo, el Ministerio del Interior, cumplieron las misiones internacionalistas que escribieron las páginas más hermosas en la historia del internacionalismo proletario, la solidaridad y la hermandad de Cuba con otros pueblos hermanos.
Son las Fuerzas Armadas de Fidel, de Raúl y de toda una legión de hombres y mujeres que las fundaron o les dieron continuidad. Las Fuerzas Armadas del pueblo cubano, las que hicieron realidad el hecho sin precedentes en nuestro Continente, que el ejército fuera el pueblo y el pueblo fuera el ejército. Hoy, a  55 años de aquel 2 de diciembre, podemos repetir con orgullo que si en Alegría de Pío se borró para siempre la palabra  rendición, los cubanos asumimos junto a Raúl sus palabras de que frente al enemigo no habrá nunca conciliación, ni rendición ni derrota. Y suscribimos junto a nuestro eterno Comandante en Jefe su legado de que nacimos en un país libre que nos legaron nuestros padres y primero se hundirá la Isla en el mar antes que consintamos en ser esclavos de nadie

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