martes, 11 de septiembre de 2012

Juan Almeida Bosque, símbolo imperecedero de la Revolución.

Orlando Guevara Núñez El Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque es, para los cubanos, un símbolo. Aprendimos a admirarlo desde los días iniciales de la guerra revolucionaria. Fue asaltante del Cuartel Moncada, el 26 de Julio de 1953. Luego, expedicionario del Granma, donde vino como capitán y jefe de Pelotón. El nos legó, en Alegría de Pío, el 5 de diciembre de 1956, tres días después del desembarco para reiniciar la lucha armada por la definitiva liberación de Cuba, el grito de ¡Aquí no se rinde nadie…! seguido de una palabra muy característica de los cubanos en los momentos difíciles. Sus cualidades como combatiente, le merecieron la confianza del Comandante en Jefe Fidel Castro para ascenderlo a Comandante del Ejército Rebelde y nombrarlo jefe de la Columna 3 Santiago de Cuba, con la misión de abrir el III Frente Oriental Doctor Mario Muñoz Monroy, hecho que ocurrió el 27 de febrero de 1958. El nuevo frente guerrillero quedó oficialmente fundado el 6 de marzo de 1958. Almeida supo dirigir esa fuerza guerrillera y cumplir con éxito la misión de Fidel de cercar a la ciudad de Santiago de Cuba, hostigar al enemigo en su territorio, impedir que las fuerzas de la capital oriental apoyaran a los cuarteles sitiados y atacados por el Ejército Rebelde, y contribuir al triunfo definitivo de la Revolución. Su labor luego de la victoria revolucionaria del 1ro. de enero de 1959 fue multifacética. Desempeñó diversas funciones en las Fuerzas Armadas Revolucionarias. En la otrora provincia de Oriente estuvo como Delegado del Buró Político. Siempre sintió por Santiago de Cuba un cariño muy profundo, como lo sintieron los hijos de esta ciudad por él. Hoy, a tres años de su desaparición física, los santiagueros lo recordamos como lo que siempre será para nosotros: un símbolo de Revolución.

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